Notas del cuaderno de un TF (II): contexto y complejidad

Publicado el 13 de julio de 2025, 11:31
  1. Premisas

  El contexto y el sistema no son nunca estables.

  En su contexto, los individuos deciden y son creativos, aunque todo ello quede enmarcado por la estructura del sistema, su cultura organizacional y el puesto que la persona ocupa en el organigrama de la organización, es decir, su rango. Pero, con todas estas reservas, los individuos pueden tomar decisiones que afecten al contexto y a los demás. No están en situación de voluntaria servidumbre ni sin poder.

  La incertidumbre y la paradoja son inherentes al sistema en que trabajamos como profesionales Y a esto se añade que los procesos relacionales no son “lógicos” [en términos de lógica lineal], pero se pueden explicar porque se sustentan en ciertas razones repartidas desigualmente entre los miembros del sistema.

 Sin embargo, hay que introducir los elementos emocionales en estas explicaciones. No son procesos “si p entonces q”. Aunque ocurran ambas: p y q.

  1. Consecuencias

  Las intervenciones terapéuticas se miden por su efectividad más que por el grado de verdad que manifiesten. No han de ser “ciertas”, sino sólo verosímiles. Esta efectividad diversa de las intervenciones es la que permite decir que hay mejores soluciones que otras, pero sólo en la medida en que “abren” futuras opciones para los agentes relacionales en interacción.

  A veces observamos que los pequeños cambios pueden tener grandes efectos y, por tanto, hay que tener una aguda sensibilidad entrenada para detectar que existen pequeñas diferencias y qué pequeñas diferencias se incorporan en cada situación. Las diferencias son plausibles, no necesariamente verdaderas. Pero al hablar de incorporar ya nos deslizamos sin casi darnos cuenta en el territorio de la acción.

  El comportamiento humano manifiesta pautas o patrones porque tiende a repetirse. El cambio se ve facilitado cuando las diferencias se inscriben en los patrones de comportamiento de la persona [pequeñas modificaciones]. No cambian la estructura general, sino sólo algunos aspectos puntuales. Son lo que los terapeutas explicitamos cuando les pedimos que qué cosas diferentes a las que están haciendo podrían hacer.

  Como profesionales, tenemos que aceptar que no podemos conocerlo todo de forma exhaustiva. Hay que aprender a sentirse cómodo en esta posición, ya que deriva de la propia lógica de la complejidad. Lo complejo sólo se puede conocer parcelando, dividiéndolo, reduciéndolo. Por eso no necesitamos conocer todo lo que ocurre en la vida de los usuarios, sino sólo la pauta que es redundante.

  De todas forman, conviene atender a diversas fuentes de información, aun cuando esa información aparezca desparejada en áreas diversas y aparentemente carezca de relación entre sus elementos. Tener la capacidad de relacionar conocimientos, más que la exhaustividad del experto, es lo que necesitan estos operadores de la complejidad. Esto supone rechazar el modelo enciclopédico del Siglo de las Luces, al menos en parte. En su exhaustividad, no en ciertos logros como son la universalidad del conocimiento.

  1. Características del experto

 El experto moderno ha de saber cómo acceder a la información pertinente y cómo relacionar la que aparece en áreas que parecen no tener una inmediata relación. Encontrar el hilo y la forma de puntear las conexiones de la red, tejiendo la tela de la complejidad.

  Enseñar a sugerir más que mostrar desde la experticidad. Arte de la sugerencia.

  A mi juicio, algunos de los elementos a valorar en el experto que nos acompaña en el prolijo mundo de la complejidad son los siguientes:

  • Intuición, para conectar de un golpe de vista elementos dispares.
  • Imaginación, para permitirse elaborar metáforas resonantes y también para poderse “meter” en los ojos de los demás y contemplar el mundo desde su perspectiva.
  • Capacidad para priorizar cuestiones, puesto que todo no tiene el mismo interés ni la misma utilidad terapéutica. Los ejemplos sirven para puntuar y destacar la pauta redundante.
  • Capacidad para integrar propuestas, pues uno solo no es dueño absoluto de una visión cierta de la complejidad. Juntos trabajamos mejor.
  • Pensamiento holístico, para conectar contenidos de áreas muy diferentes a aquellas en las que uno muestra experticidad.
  1. Corolario

   La teoría de la complejidad señala que la aparición de conductas emergentes (como lo es el aprendizaje) en realidad necesita de ayudas mínimas. El aprendizaje es un proceso individual, complejo y autodirigido por el estudiante. El buen aprendizaje sigue a veces caminos informales y no planificados, porque es con frecuencia una exploración, no un mero reconocimiento.

  Pero en este auto-aprendizaje son esenciales tanto la utilización de un mentor, como la presencia y cercanía de un grupo de iguales [colegas], sostenidos por la parecida pasión profesional.

  Sin pasión no hay verdadero conocimiento, sino sólo repetición.

 

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