
Esta pregunta viene unida a otra que es complementaria pero igual de importante. ¿Hacia dónde van los terapeutas que hacen eso que llamamos terapia?
Siempre recuerdo aquella advertencia que nos hizo hace ya bastantes años Salvador Minuchin, cuando señaló que las personas, y creo que incluía en este grupo amplio a los terapeutas, acostumbramos a hacer menos de lo que en realidad sabemos hacer y a restringir también nuestro repertorio de habilidades.
Esto se debe, a mi juicio, a varios motivos:
En primer lugar, a que las intervenciones exitosas tienden por la inercia del logro a repetirse, creándose la fantasía de que lo que sirvió con una familia habrá de servir necesariamente con otra en parecidas circunstancias, y obviando los elementos singulares e idiosincrásicos de los sistemas.
En segundo lugar, hay una fuerte inclinación a creer –incluso entre los profesionales- que la terapia consiste en la aplicación de ciertas técnicas de intervención, cuando a menudo las nuevas realidades sociales con que nos encontramos en las sesiones exigen, más que nuevas y originales técnicas, una forma distinta de comprensión. Por ejemplo, no podemos seguir trabajando con adolescentes como si lo que ahora tenemos delante fueran los mismos adolescentes de hace veinte años.
Creo que hay elementos que van a abrir nuevos caminos a la psicoterapia futura, y que van a ser los nuevos retos a los que se enfrenten los terapeutas actuales y del porvenir. Tales elementos tienen que ver con los cambios sociales que a pasos agigantados se vienen produciendo en la sociedad.
Igual que en el pasado una de las fuentes de inspiración terapéutica fueron las metáforas físicas (la vieja homeostasis, el funcionamiento de los sistemas, la cismogénesis) o las metáforas bélicas minuchianas (fronteras, alianzas, coaliciones), hoy tendremos que renombrar nuevas metáforas desde la Sociología, desde las neurociencias en general y también, al menos en mi caso, desde la propia filosofía.
A mi juicio la psicoterapia irá hacia donde la llevemos con nuestra teoría. Quiero recordar aquí una frase de Nietzsche que trato de no olvidar nunca: “Los hechos sin teoría son estúpidos”, quiero decir que los nudos hechos no hablan, que todo encuentro humano es un encuentro con el sentido, porque los seres humanos no sabemos vivir sin dar significado a lo que nos pasa y sentido al camino que tomamos.
Creo que aún soy joven para jugar a adivino, y para saber hacia dónde va a ir la psicoterapia; pero la experiencia me enseña hacia dónde no debería ir: por ejemplo, a la aplicación ciega de técnicas, a la tecnologización de las intervenciones, a la deshumanización del encuentro terapéutico. Soy de los que piensan que dicho encuentro queda marcado por la calidad de la interpelación humana que nos hacemos en la sesión, y por el hecho de que el terapeuta tenga un conocimiento vivencial de los principales y universales temas humanos: la lealtad, el amor, la traición, los celos, la pérdida, la muerte, el dolor.
Soy también de la opinión de que hemos de regresar un poco a los orígenes, para subirnos sobre las espaldas de los pioneros y dar el salto hacia nuevas alturas. Atreverse a pensar con otras metáforas y a construir nuevas y más complejas miradas. Eso es, al fin y al cabo, la lección que nos dejaron los maestros y lo único por lo que sus obras se han convertido en clásicos que conviene de vez en cuando revisar, para darnos permiso y para plantear cosas nuevas.
Luego vendrán quienes categoricen todo ello, quienes hagan operativas estas nuevas metáforas y midan la efectividad terapéutica de las mismas, con sus resultados contrastados. Con los años he aprendido que hemos de distinguir al clínico del investigador. A veces, por fortuna, coinciden estas dos figuras en una misma persona, pero no sucede necesariamente así. Yo no soy un investigador, pero aspiro a ser un clínico y a aportar alguna nueva mirada a lo que veo. ¿A qué aspiráis vosotros?
¿Hacia dónde vais?, nos pregunta con cierta urgencia la psicoterapia.
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Comentarios
Estimado profesor!!Un placer reencontrarlo!Tuve la dicha de hacer practicas con Ud en 2019 junto a un hermoso grupo de la ESA.Soy de Argentina.Comparto totalmente que la terapia va de nuestra mano a dónde la llevemos.En mi caso apuesto por una mirada integradora del ser humano.Cada persona me desafía con su cuestión única, singular y propiamente personal. Estar abierto hoy más que nunca es el desafío.Utilizar herramientas distintas también.Centrarnos en la relación terapéutica sabiendo que algo de nosotros cuenta o queda en el otro como mensaje, presencia, pregunta o pensamiento.Eso experimento y siento.Saludos cordiales desde Argentina!!Mabel
Un placer saber de ti, Mabel. y constatar que son muchos los hilos que nos unen a través de la distancia. me ha encantado tu comentario. Un fuerte abrazo